Ello es un reflejo más que demuestra el valioso Patrimonio Artístico con el que cuenta la localidad burguillana.
La talla de madera policromada representa a San Pedro de Alcántara de pie, mirando al cielo, en busca de la inspiración del Espíritu Santo. Representado como escritor místico. En su mano izquierda sostiene una pluma y en la derecha sostenía un libro. El pie derecho sobre la bola del mundo.
Es una escultura barroca, de principios del siglo XVII, de autor desconocido, conservando especialmente en su rostro la tradición realista española.
Está expuesta la figura de San Pedro de Alcántara en el Altar Mayor de la Parroquia de Santa María de la Encina y San Juan Bautista de Burguillos del Cerro. A la que llegó a mediados del siglo XIX, tras la desamortización de Mendizabal, procedente del Convento de las Llagas de San Francisco, junto a las tallas de San Francisco de Asís y de San Antonio de Padua.
CONVENTO DE LAS LLAGAS DE SAN FRANCISCO.
El convento de las Llagas de San Francisco fue construido en el siglo XVI, siendo fundado por la duquesa de Béjar doña Teresa de Zúñiga.
En la puerta principal de la iglesia del convento podemos leer la siguiente inscripción:
"La excelentíssima sennora donna Teresa de Çúnniga duqsa. de Béjar marqsa. de Aiamonte i de Gibraleón condesa de Bannares sennora de esta villa de Burguillos fundó este convento de San Francisco de las Llagas por su devoción, anno de 1562, estando enferma en esta villa".
Teresa de Zúñiga sufragó los gastos de construcción del convento desde sus inicios. A su muerte, en 1565, como aún no estaban finalizadas las obras, dejó en su testamento 4.000 ducados para la finalización de las mismas. Las obras continuaron en vida de su hijo, Francisco de Zúñiga Sotomayor.
La Orden de San Francisco tomó el convento en 1564 y los primeros franciscanos lo habitaron en 1571.
El convento levantado en el siglo XVI se componía de la iglesia con su coro alto, sacristía, claustro bajo y alto, portería, sala capitular, refectorio, profundis, cocina, celdas y huerto.
El nieto de la fundadora, Alonso Diego López de Zúñiga Sotomayor y Mendoza, VI duque de Béjar, Grande de España y señor de la villa de Burguillos, desde 1601 hasta 1619, fue el finalizador de las obras del convento en 1617. Duque de Béjar al que dedicó Miguel de Cervantes la obra cumbre de la literatura española “Don Quijote de la Mancha”.
En agradecimiento, la comunidad franciscana situó su escudo de armas en lugar principal, bajo la cúpula de la iglesia del convento.
La imagen de San Pedro de Alcántara, expuesta en la iglesia del convento burguillano, respondía a la devoción profesada al santo por los monjes franciscanos, al ser promotor de la reforma de los Franciscanos Descalzos, de la cual eran seguidores.
Muy probablemente, la magnífica talla fue una donación del VI duque de Béjar al convento burguillano, dado que los frailes padecieron a lo largo del siglo XVII extrema necesidad y pobreza, como se refleja en las continuas peticiones de ayuda realizadas tanto al duque como al concejo burguillano y no tenían capacidad económica para terminar las obras del convento. Por lo que el duque se convirtió en mecenas del mismo.
Al final, se consiguió hacer uno de los mejores conventos de la Provincia Franciscana, siguiendo el deseo de su fundadora la Duquesa de Béjar doña Teresa de Zúñiga.
Antonio Surribas Parra
Autor de Burguillos y su historia
Desde Burguillos y su historia mostramos nuestro agradecimiento a:
Don Juan Román, Director del Museo de la Catedral de Badajoz.
Don Agustín Velázquez Jiménez, Responsable de Patrimonio Cultural del Arzobispado Mérida-Badajoz.
Don José María Campanón, Párroco de Burguillos del Cerro.